La
estructura del Sistema Financiero está vinculada a la historia de la
banca y el crédito. Sobre esto, existen dos versiones acerca del origen de la
banca. Según la primera, que es la más aceptada, surgió en Babilonia hacia el
siglo VII a.C. De acuerdo con la segunda, las actividades bancarias se
iniciaron en Inglaterra en el siglo VI a.C.
El
origen del Sistema Financiero Mexicano se remonta a finales del siglo XVIII,
cuando la Nueva España fortaleció sus controles políticos y financieros,
estableciendo las primeras instituciones de crédito, la Casa de Moneda y el
Nacional Monte de Piedad. Ya en el siglo XIX surgen: el Banco de Avío, primera
institución de promoción industrial (1830); la caja de ahorros del Nacional
Monte de Piedad (1849); el Código de Comercio (1854), y en 1864, la primera
institución de banca comercial, el Banco de Londres, México y Sudamérica, S.A.
Más tarde se elaboró el Código de Comercio de 1884, el cual confiere al Banco
Nacional Mexicano las atribuciones de Banco Central.
Por
otra parte, en 1987, la Ley General de Instituciones de Crédito impone
limitaciones en cuanto a las reservas monetarias y la emisión de papel moneda.
Otro hecho relevante ocurre el 31 de octubre de 1894 cuando se constituye la
Bolsa de México, que deja de funcionar pocos años después. El 1907 se creó la
Bolsa Privada de México, la cual cambió su denominación a Bolsa Privada de
México, S.C.L., tres años después. Ésta operó hasta 1933, cuando se transformó
en la Bolsa de Valores de México, S.A. de C.V., y obtuvo la autorización para
operar como institución auxiliar de crédito.
Con
la promulgación de la Constitución Política de 1917 el sistema financiero sufre
algunas modificaciones; pero no es hasta 1924 cuando la primera Convención
Bancaria replantea la estructura que permanece casi inmutable hasta 1976.
A
continuación se mencionan los hechos más relevantes de esta etapa: en 1931 se
emite la Ley Orgánica del Banco de México; en 1933 la Bolsa de Valores cambió
su denominación a Sociedad Anónima; en 1934 se creó Nacional Financiera como principal
Banco de Fomento; en 1946 se publicaron reglamentos y ordenamientos legales
para que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) regule la actividad
bursátil; en 1975 se promulgó la Ley del Mercado de Valores, dándose un
importante paso para la consolidación de la actividad bursátil; y en 1975 se
promulgó la Ley del Mercado de Valores, dándose un importante paso para la
consolidación de la actividad bursátil.
El
panorama económico de México en la década de los setenta se caracteriza por la
aparición del fenómeno inflacionario. En este período el agravamiento del
déficit público y el consiguiente endeudamiento externo concluyó con la
devaluación de agosto de 1976. En los primeros años de la siguiente
administración, los descubrimientos de grandes yacimientos de petróleo y la
gran liquidez en el Sistema Financiero Internacional, permiten al gobierno
hacer frente a sus requerimientos financieros basándose, primordialmente, en un
fuerte endeudamiento externo.
En
1976 se publicó el reglamento sobre Banca Múltiple, sentándose las bases para
la concentración del capital bancario. Desde 1977 hasta 1981 se emitieron
nuevos instrumentos de financiamiento e inversión: en 1977 los Petrobonos, en
1978 los CETES, en 1980 el Papel Comercial y en 1981 las Aceptaciones
Bancarias.
En
1982 el Banco de México (Banxico) se retiró del mercado de cambios, se
suspendieron las compras al exterior y se autorizó la formación de sociedades
de inversión del mercado de dinero. A su vez se decretó la nacionalización de
la Banca Privada, con excepción del Banco Obrero y City-Bank; y se estableció
el control de cambios, conforme al cual Banxico es el único autorizado para
realizar la importación y exportación de divisas.
Por
último, en 1990 se autorizó la figura del Especialista como intermediario del
mercado de valores, se aprobó la Ley para reprivatizar la Banca, y se promulgó
la nueva Ley de Instituciones de Crédito. En 1992 se emitieron por primera vez
los títulos opcionales denominados Warrants, y en 1993 se reformó el artículo 28° de la Constitución, dándole autonomía al Banco de México y se integró el
Sistema Internacional de Cotizaciones a la Ley del Mercado de Valores. En 1995
se estableció la Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE) y se crearon
las Unidades de Inversión (UDIs), como medida de reestructuración de créditos
bancarios.
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